La importancia del lenguaje en el Coaching

A pesar de compartir con los chimpancés el 96 % del genoma, gracias al lenguaje el ser humano ha conseguido evolucionar de manera incomparable a cualquier otra especie.

En coaching ontológico (el más difundido y eficaz en la actualidad), entendemos que el lenguaje es acción y crea realidad. Cuando decimos públicamente «mañana voy a levantarme temprano para ir al gimnasio», nos estamos comprometiendo con esa acción, incluso aunque finalmente no lo hagamos. Antes de esa declaración, la acción no existía.

Durante una sesión de coaching, es muy eficaz hacerle ver al cliente que todo lo que éste dice, le compromete. Un Coach competente aprovechará las ocasiones en que un cliente dice ser de una manera pero en realidad sus acciones van en un sentido diferente, o dice una cosa y poco después la contraria. También le puede mostrar cómo una sola coma, o un pequeño matiz, o la diferencia entre siempre y muchas veces, modifica intensamente el modo en que estaba observando la realidad.

No nos damos cuenta de la importancia que tiene expresar nuestros pensamientos (creencias, juicios, declaraciones, promesas, etc) de la manera más fiel a cómo los interiorizamos. Al expresarlos de una manera o de otra, nuestra manera de actuar cambia. No es lo mismo decir: «no puedo hacer ésto», que decir «ahora mismo no me encuentro capacitado para hacer ésto», o «con los recursos que tengo ahora mismo, prefiero no hacer ésto, pues no estoy dispuesto a asumir el riesgo que conlleva». Las tres declaraciones, aunque parecidas, abren o cierran posibilidades diferentes. Mientras que la primera abre muy pocas posibilidades y cierra muchas, la tercera nos permite plantearnos que o bien con nuevas herramientas o bien en otro momento, quizás estemos dispuestos a atrevernos a hacerlo. 

Es interesante también observar en una sesión cómo el cliente habla de sí mismo, pues nos puede dar muchas pistas sobre su estado de ánimo y las creencias que le limitan en ese momento. La manera en que se describe públicamente, es probablemente parecida a la manera en que se describe en sus soliloquios, y el Coach podrá aprovechar  ocasionalmente para hacerle reflexionar sobre lo que dice, cómo lo dice y las consecuencias que eso puede tener.

Lo que decimos

Aunque un cliente nos diga que se siente confiado en sus posibilidades, si le cuesta hablar de sus logros pasados, pero habla sobre sus dificultades con insistencia, es muy posible que en la actualidad en realidad no esté confiando mucho en sus posibilidades. Si por el contrario exagera sus virtudes con facilidad y sólo ve defectos en los demás, probablemente le cueste reconocer sus propios errores y no sea consciente de sus limitaciones y vulnerabilidades. Un Coach apreciará esos matices en el contenido, como la frecuencia de los mensajes positivos y negativos sobre la frecuencia de lo que dice que hay entre lo que dice y lo que hace el coachee, y ahí muchas veces encontrará las pistas que ayudarán al cliente en el proceso a cambiar su modo de observar la realidad, sólo “espejando” su modo de hablar.

Cómo lo decimos

Puede ser útil para el cliente comprender que el modo en que está hablando de sí mismo  (de sus virtudes, sus fortalezas, sus carencias, sus errores, sus logros), va a condicionar mucho la visión que tiene sobre sí mismo. Aunque hasta el momento se haya considerado una persona capaz, enérgica y activa, si la manera en que habla (o se habla) sobre esas competencias viene acompañada de una emoción contraria, como de desgana o tristeza, es muy posible que en ese momento no esté actuando de esa manera y es necesario que lo comprenda. Por el contrario, si frente al espejo, cada mañana, se reconoce su vulnerabilidad pero también las fortalezas y competencias que ha demostrado en el pasado, podrá afrontar sus retos con más confianza.

En definitiva, lo que decimos y también cómo lo decimos, no solo nos está dando información sobre nuestro estado de ánimo, sino también nos está abriendo unas oportunidades u otras. Y esto se aplica tanto a cuando hablamos con los demás como cuando lo hacemos con nosotros mismos.

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