¿En qué consiste un proceso de Coaching?

En Coaching se debe distinguir entre una sesión y un proceso.

Un proceso consta de aproximadamente 4-6 sesiones, pudiendo alargarse a 8, dependiendo del grado cumplimiento de los objetivos que planteaba inicialmente el cliente o si surgen nuevos durante el proceso.

En la primera sesión, se dedica una parte para generar contexto, es decir, establecer el marco en el cual se van a desarrollar las sesiones. También se aprovecha para explicar lo que es el coaching (y lo que no), dejar claro el carácter confidencial de las sesiones, la forma de pago, y cualquier cuestión que quiera plantear el cliente.

En este sentido, conviene aclarar al cliente que no debe esperar consejos concretos sino más bien preguntas que le permitan plantear nuevos puntos de vista y observaciones sobre lo que el cliente ha expresado. Es mucho más poderoso un aprendizaje cuando viene de la observación y experimentación que cuando es transmitido, esa es la potencia que el coaching aporta.

Esta parte de contexto es crucial para que se genere un entorno de confianza entre el coach y el cliente durante todo el proceso.

También en la primera sesión se determinará cuál es el objetivo final del proceso. Éste objetivo podrá ser modificado durante el proceso, y muy probablemente se concrete en objetivos más acotados en cada sesión del proceso. Si, por ejemplo, el cliente expresó en su primera sesión que deseaba «estudiar las opciones que tengo de cara a un cambio laboral», éste objetivo que en principio es un poco general, puede avanzar hacia nuevas perspectivas más  concretas, como «saber si quiero emprender un proyecto personal», o «decidir si me quedo en la empresa y busco un nuevo desempeño o por el contrario decido cambiar de empresa o incluso de sector».

Las primeras sesiones suelen tener una periodicidad semanal, pero tras la segunda o tercera, se espacian más, pudiendo llegar a ser mensuales; también es frecuente realizar tras el proceso algunas sesiones de control y seguimiento para evaluar las desviaciones respecto al plan de acción acordado. Si el cliente durante el proceso ha acordado con el coach que se va a formar en determinadas competencias durante los próximos meses de cara a un posible cambio laboral, pero en realidad no lo está haciendo, hay que analizar bien si el cliente ha perdido motivación por ese cambio o por el contrario ha aprendido a encontrar el bienestar en su actual trabajo.

Al final del proceso, se empleará un tiempo para hacer un resumen de los aprendizajes que ha incorporado el cliente, analizando con detalle qué nuevas posibilidades van a aportar esos descubrimientos. También se puede aprovechar para observar qué creencias o comportamientos limitantes tenía el cliente antes del proceso, y le estaban limitando en su reto.

El Coaching está experimentado una gran acogida entre los clientes, entre otras cosas, porque los procesos no son largos (no deberían durar más de dos meses), y está muy enfocado en resultados concretos, alcanzables y medibles.

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